Reseña crítica: En cierta época del siglo pasado la gente acudía corriendo al cine y conseguía su dosis de catarsis gracias a la comedia dramática, saliendo de la sala con una sonrisa de oreja a oreja luego de reir, sufrir y, sobre todo, involucrarse con la ficción proyectada en la pantalla. A pesar que décadas de evolución enterraron la clase de espectadores que gozaban con un cine como el de ASÍ ES LA VIDA (1938), hoy las nuevas generaciones obtienen una catarsis similar pero como los tiempos cambiaron, ahora los temas son más grotescos e involucran muertos vivientes. Desde su universalización, a fines de los setenta, gracias a la insistencia de George Romero, hoy los zombies son cuota semanal de entretenimiento que invade las pantallas y el resto de medios masivos. Pero para ello mucha agua ha pasado bajo el puente: incontables versiones, parodias, secuelas y remakes han erradicado cualquier posible chance de originalidad convirtiendo al film de zombies en una colección de lugares comunes. Ante tal panorama no deja de ser estimulante que el cine australiano haya encontrado una vuelta de tuerca para que, sin dejar ciertos tópicos clásicos, ofrecer algunas ideas originales y satisfactorias. Tras cierta lluvia de meteoros al estilo Trifidos, el ataque es inmediato. Un padre de familia (Jay Gallagher, un Bruce Campbell aussie) debe sacrificar a su esposa e hija contagiadas y se encuentra con un maorí (Leon Burchill) que ha tenido que encargarse de su hermano zombi. Ambos unen fuerzas con dos o tres camaradas más, uno de los cuales teoriza que, siendo católico, lo que ha ocurrido fue una profecía del Apocalipsis: la caída de Ajenjo. Mientras estos personajes se dedican a liquidar zombies y encontrar un nuevo combustible, la hermana del protagonista, Brooke (Bianca Bradley), ha sido capturada por tropas del ejército y es utilizada como conejillo de indias humano por un inescrupuloso científico que trata de obtener un antídoto o bien un compuesto que permita la simbiosis con los cadáveres y su potencial dominación. Semejante aspiración, naturalmente, se le irá de las manos, dotando a la chica de un poder telepático sobre cada uno de los zombies. El manjar de cine se completa con rubros técnicos de primera calidad, bienvenidas peleas a trompadas, el habitual gore que se espera en el género y un discurrir narrativo veloz y dinámico... ideal como para salir con una sonrisa del cine. [Cinefania.com]
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