OUTLAWS OF THE PLAINS (1946)

Dirigida por:
Sam Newfield
Protagonizada por:
Buster Crabbe
Al St. John
Patti McCarthy
Charles King
Karl Hackett
Estudios: Sigmund Neufeld (Prod.) PRC (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 22 de Septiembre de 1946
Duración: 56'
Series: Billy Carson (filmografía)
Género: Western

Títulos alternativos:
- OUTLAW OF THE PLAINS [POSTER] (EE.UU.)

Reseña:  Despedida a todo weird western de Buster Crabbe luego de 23 títulos de la serie de Billy Carson, que algún día merecerían un visionado integral en búsqueda de más incursiones en las fronteras del género.  
  La voz espectral del Jefe Standing Pine predice a Fuzzy, ataviado con turbante y túnica oriental, que encontrará una gran vena de oro en cierta coordenada de una colina. Asumiendo la profecía como válida, se apresura en llegar al lugar y, tras encontrar algunas piezas áureas, es acusado de violación de propiedad privada por Finners (Charles King). En un arrebato de “bondad”, Finners le ofrece venderle la parcela por tan solo $50 mil. Nueva consulta de por medio, el antiguo espíritu indio le recomienda asociar a algún amigo para invertir en esas tierras, pero curiosamente le desaconseja que esa amistad sea Billy Carson, por considerarlo “mala medicina”. Desde luego, estas invocaciones a través de la bola de cristal son todas fraguadas por una banda de estafadores de poca monta. Cuando Fuzzy, que ha adquirido fama de psíquico, comienza a recolectar los ahorros de otros granjeros, el asunto cobra relieve. Pero adquiere un cariz serio cuando uno de ellos (Karl Hackett) es asesinado luego de observar como funciona el truco de la voz de ultratumba del jefe indio. Tras la consabida persecución a los tiros, Billy recupera el dinero y permite que el sheriff de turno capture a los facinerosos.  
  El argumento lleva a instancias paródicas el concepto de la manifestación sobrenatural simulada, permitiendo pleno lucimiento de las dotes cómicas de Fuzzy. De hecho, podría decirse que tiene más protagonismo que el propio Buster Crabbe. El aspecto de credulidad de las gentes de pueblo está exacerbado, al punto que uno de los creyentes en los poderes de Fuzzy es el propio banquero del lugar, que también está dispuesto a invertir en lo que considera un negoción. Un giro final – propio de las historietas que los Newfield acostumbraban a llevar a la pantalla – nos muestra la llegada de un empresario ferroviario dispuesto a adquirir el mentada terreno no por $50 sino por $150 mil con lo cual, a fin de cuentas, la profecía de Fuzzy se termina cumpliendo. [Cinefania.com]

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