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El fútbol es un deporte, pero también es un espectáculo público..., y un enorme negocio. Armonizar los conflictos inevitables entre esas tres dimensiones del juego es muy difícil. Pareciera que tan difícil como evitar que los programas televisivos de debates acerca del fútbol degeneren en circos televisivos que usan el deporte como simple pretexto. Por caso, Estudio Fútbol, que ni siquiera es el ejemplo más impresentable, pero tal vez sirva como referencia.
LA PREVIA La función primordial de la TV, como la del cine, es entretener. Punto. Si además de entretener logra llevar al espectador a cuestionarse alguna de sus ideas, o despertar aunque fuere el vislumbre de la sombra del esbozo de un pensamiento, mejor aún. Pero lo básico es lo básico. De esta postulación de su sentido último se desprende fácilmente otra, su versión perversa: no dejes que la realidad se interponga entre una buena nota y vos, como Chiche Gelblung tradujera a nuestro castellano meramente argentino la brillante broma de Mark Twain. El formato de programas de panelistas, o tertulianos como le dicen en España, es una especie de circo romano a escala verbal, a veces en el mejor de los casos, con gladiadores que se atacan con argumentos a menudo contrahechos en una arena armada con mobiliario de canje publicitario. Hay un arte en encontrar el equilibrio perfecto: si no sabés dosificar los componentes, te sale Intratables, que ni siquiera es gracioso en su gritón desvarío. Dicen que Cthulhu consideró ser parte de ese show pero se bajó, le pareció demasiado horror.
FORMACIONES El conductor aparente de Estudio Fútbol será Gastón Recondo, antiguo guardaespaldas mediático de ¡José María Aguilar!, pero el verdadero líder del equipo es Marcelo Palacios. El Gordo entendió todo hace rato, y si no se las sabe todas se las sabe casi todas. Hasta su muy porteña pose de yo sé todo es calculada: es la escuela de Fernando Niembro, la de poné ya el programa de Palacios que no sabés la barbaridad que está diciendo, de provocar que hablen de mí para destrozarme pero siempre hablen de mí y así conmover durante dos minutos y cuarenta y tres segundos a esa deficiente sinécdoque del mundo que son las redes antisociales digitales. Los acompañan dos apuestas a un futuro que ya no es lo que era como Esteban Edul y Juan Pablo Marrón, el experimentado as del populismo gráfico Leo Farinella y el inefable Horacio Pagani, a quien ya le dedicaremos el espacio que merece. En el banco de suplentes, los movileros como Tato Aguilera o el incalificable Martín Arévalo, duchos en el arte de dejarnos la duda de si son los periodistas con que el canal cubre la información de cada club o los periodistas que cubren a (los directivos de) los clubes en el canal TyC Sports.
COMIENZO Si querés freír un huevo ¿qué es más importante, el huevo o el aceite? En esa pregunta está expresado el recurso fundamental del panelismo: plantear un problema real o supuesto de tal manera que se maximice el tiempo de discusión y se minimicen las posibilidades de encontrar una respuesta definitiva. Porque si aparece una respuesta definitiva, el tema se agota, y para terminar el programa todavía quedan dos bloques que ¡con qué querés que los llenemos, si justo hoy y mañana no hay ni un partido de la liga correntina!
El reduccionismo extremo, que ignora la interrelación o la sinergia y se extravía al pretender explicar un problema aislando sus partes, es útil para extender hasta el infinito polémicas del tipo de "¿es más importante el entrenador o el plantel?". La trampa cazabobos aquí es pretender discutir con ejemplos, porque los hay para todas las posiciones. El Barcelona de Messi, Iniesta y compañía se aburrió de ganar con casi todos los entrenadores que tuvo... salvo con el Tata Martino. Pep Guardiola salió campeón en todos los equipos que dirigió, pero sólo ganó la Liga de Campeones con los mencionados Messi, Iniesta y compañía. Y en Bayern Munich no pudo repetir los resultados de Jupp Heynckes con el mismo plantel, o mejor. El Real Madrid de Zinedine Zidane ganó esa Liga dos veces seguidas, con el mismo equipo con el que Rafa Benítez dio pena. Etcétera.
PROMEDIA EL PRIMER TIEMPO Si, como a veces ha exagerado Pagani, en el fútbol prima el azar y los entrenadores son básicamente verseros que cobran millones ¿cómo se entiende que nunca haya salido campeón un equipo dirigido por hinchas de un club elegidos por sorteo? Y si el fútbol es sólo suerte ¿por qué los canales gastan un buen dinero en contratar periodistas que explican todo por el azar? ¿Por qué entonces TyC Sports no envía un equipo móvil a un bar diferente de la Argentina cada mediodía, a entrevistar a los parroquianos, y se ahorra el sueldo y los viáticos de, digamos, el propio Pagani? Les dejo la inquietud.
TERMINA EL PRIMER TIEMPO Se nota el trabajo previo: no hay posiciones fijas. Marcelo Palacios puede un día burlarse (con razón) del modelo de negocios de los clubes europeos argumentando que sus multimillonarias, estratosféricas transferencias de futbolistas son excusas para lavar dinero, y otro usarlo de ejemplo para criticar a River por no hacer jugar a Lucas Pratto desde el primer partido. para impulsar la venta de su casaca. Otra jugada que expone la rotación y el movimiento al servicio de la polémica que atrae rating es la de "ganó pero jugando mal", que se presta a la discusión entre los que subrayan el resultado y los que remarcan el juego deficiente. Todos los integrantes de la mesa se desempeñan con la misma solvencia en ambas posiciones, al extremo de que pueden ocupar cualquiera de las dos en el transcurso de la misma discusión.
ENTRETIEMPO Hay preferidos de la tribuna, como Pagani, y hay blancos de rechiflas masivas. Martín Arévalo debe ser uno de los periodistas deportivos que están más cercanos a lo que podemos llamar odio generalizado. (Aunque Martín Liberman, Marcelo Araujo y Fernando Niembro son referentes insuperables en ese aspecto). El servilismo con que Arévalo cubrió las noticias de Boca le ganó el Cielo de los Abominables: recordemos que, el día del inolvidable ataque con gas pimienta del Panadero Napolitano a los jugadores de River, en el partido de vuelta de octavos de final de la Copa Libertadores 2015, sirvió de canal de difusión a la interesada mentira de la directiva boquense de que el atacante había sido ¡un policía! Por no hablar de su papel de vocero del entonces tesorero Daniel Angelici en su polémica con Juan Román Riquelme. O su exagerado rol de defensor de los jugadores de la selección argentina ante el mínimo cuestionamiento.
COMIENZA EL SEGUNDO TIEMPO Hablábamos de rotación y ausencia de posiciones fijas, pero hay una jugada que se repite, y que es la respuesta a la pregunta de "a qué juega Estudio Fútbol": todos rotan para hacerlo irritar a Horacio Pagani, el distinto de la mesa, el barrilete cósmico del canal. Tarea del todo sencilla, por cierto: no hay nada más fácil que hacer enojar a Pagani, que ya lleva años ingerido por su personaje de Payaso Mediático, y que pareciera vivir al borde de perder el control cada instante de su vida. (Al menos en cámara).
Aunque últimamente Pagani se repite demasiado en sus amagues de retirarse o arrojarles elementos contundentes a sus compañeros. Una solución que imagino y que me atrevo a recomendar a la producción del programa es que Estudio Fútbol salga del closet y se asuma como programa paródico. Que cuando Marcelo Palacios o Esteban Edul digan algo que a Pagani no le guste, a solicitud del veterano columnista de Clarín ingresen cuatro barras de Chacarita y desalojen el estudio a empujones, un gag digno de los Monty Python. Como cuando entraba el coronel que interpretaba el fallecido Graham Chapman a interrumpir una escena que se había pasado de delirante y los libretistas no sabían cómo rematarla.
ÚLTIMOS MINUTOS Si el rating no levanta y se acaba el tiempo, llega la hora de los recursos desesperados, el equivalente televisivo de mandar a un defensor central a jugar de delantero en el área rival. Un ejemplo. "¿Quién te parece mejor, Messi o Cristiano Ronaldo?" "Yo creo que ambos son grandísimos futbolistas, pero me quedo con Messi, que es más completo". "Ah, entonces para vos la carrada de goles que hizo el portugués no vale nada". Pero a este recurso hay que usarlo con cuidado porque, repito, se corre el riesgo de que te salga un Intratables.
FINAL DEL PARTIDO Terminó Estudio Fútbol, pero el espectador que se quedó con las ganas puede esperar hasta las 19 horas y ver No todo pasa, una versión recalentada en el microondas de Estudio fútbol pero con más picante, para enmascarar el sabor de una carne ya cansadita a esa altura del día. O puede recurrir a las producciones del Área 51 de de Fox Sports, que debaten acerca del fútbol en los ratos libres que les deja el relato de la visita de sus panelistas a un restaurante o un bar, de las últimas novedades de la moda masculina en indumentaria y cortes de cabello, de los nuevos modelos de automóviles o del progreso inmobiliario de tal o cual periodista, todo ello empobrecido con chistes internos.
Y acabar el día con las sinapsis ardiendo, como naves más allá de Agustín Orión.
Los animales participantes en este texto no recibieron ningún daño, o poco menos.
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