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EL DIABLO EN TREINTA Y TRES VIÑETAS
1) Sus nombres. Satán es una palabra hebrea que significa “Adversario” o “Acusador”: su sentido resulta transparente si recordamos que su primera aparición es en el Libro de Job. Satanás es tanto su equivalente en griego como en persa. Diablo proviene del griego diábolos, y no es más que la traducción de Satán; a su vez, Iblís es la corrupción árabe de diábolos. Demonio proviene del griego daimon (“dividir”). Belcebú (“Señor de las Moscas”) es un nombre cargado de desprecio con el que los hebreos se referían a Baal, una antigua deidad de varios pueblos del Levante a la cual se le ofrecían sacrificios humanos: de allí la repulsiva referencia a dichos insectos, que pululaban en sus templos. Para el cristianismo, Lucifer o Luzbel (“portador de luz”, identificado con el Lucero del Alba, o sea el planeta Venus) era el nombre angélico del Diablo antes de rebelarse contra Dios. (El judaísmo lo considera una entidad diferente a Satán). Mefisto o Mefistófeles (“destructor mentiroso”) no es el Diablo, sino uno de sus príncipes subordinados (al igual que Belial o que Asmodeo) y su nombre proviene de la leyenda medieval alemana del pacto del Doctor Fausto. (Derecha: Satán, el antagonista, por Gustave Doré, 1865).
2)
Varias
herejías cristianas han sostenido que el Mal es un principio igual al Bien, de
los bogomilos a los cátaros o albigenses. Se da por seguro que esta creencia es una herencia de la religión
maniquea, la cual, a través del mandeanismo, recibió
la influencia de la antigua religión persa, el mazdeísmo, en la cual existe un
principio del Bien identificado con
3)
Cree
en la dualidad del Bien y el Mal y afirma que
4) Baile de
diablos. El Diablo es una presencia perceptible en la música popular. Limitándonos al
rock, el pop y el blues, y sin rompernos demasiado la cabeza, podemos citar “Sympathy for the
Devil” (Rolling Stones), ”Me and the Devil blues” y “Crossroad blues” (Robert
Johnson), “Friend of the Devil” (Grateful Dead), “Devil in her heart” (The Donays y luego The Beatles),
“Devil’s dance” (Metallica), “Devil’s haircut”
(Beck), “Black Sabbath” (Black Sabbath), “The number of the beast” (Iron
Maiden), “The Devil’s been busy” (Traveling Wilburys),
“Encuentro con el Diablo” (Serú Girán), “Balada del Diablo y
5) El Tentador. ¿Recuerdan los pasajes
bíblicos que se refieren a
6) Seis Seis Seis: en realidad no se trata de uno de los nombres del
Diablo sino del Anticristo, una figura cuya aparición en el final de los
tiempos describe el Libro de
Éste es uno de los ejemplos más difundidos de gematría, o sea, la numerología aplicada a los textos sagrados del pueblo judío: la conversión de un nombre escrito en alfabeto hebreo a su equivalente numérico. La mayoría de los expertos cree que se trata de una referencia críptica al Emperador Nerón, el primer perseguidor de los cristianos: el equivalente numerológico de su nombre, escrito en arameo (la lengua hablada por los judíos de Palestina durante el siglo I de nuestra era) es precisamente el famoso número.
7) Iconografía. La imagen de un Diablo mitad hombre y mitad macho cabrio es de origen medieval, y su modelo fueron los faunos, criaturas mitológicas romanas similares a los sátiros griegos relacionados con el dios Pan. Los faunos son seres del bosque, aficionados a asustar a las personas, y Pan es un dios orgiástico asociado con la naturaleza salvaje y, por ende, inspirador de miedo profundo (“pánico”).
8) Diablos Rojos: se hacen llamar así las parcialidades de clubes de fútbol como Independiente de Avellaneda, América de Cali, Ñublense de Chile, Toluca, Manchester United, Kaiserslautern, Al Ahly de Egipto, así como las selecciones nacionales de Bélgica y Congo. Los Diablos Rojos del DF mexicano son un popular equipo de béisbol.
9) Actores
(¡actrices!) que personificaron al Diablo en el cine: si IMDb no se equivoca, el primero fue el célebre director
George Méliès en su filme LE DIABLE AU CONVENT
(1899). Entre los más destacados, podemos citar a Conrad Veidt (en SATANAS de F. Murnau,
1920), Vincent Price (THE STORY OF MANKIND), Mickey Rooney (THE PRIVATE LIFE OF
ADAM AND EVE), Lon Chaney Jr. (THE DEVIL’S MESSENGER), Clay Tanner (ROSEMARY’S
BABY), John Carradine (AUTOPSIA DE UN FANTASMA),
Franco Citti (RACCONIT DI CANTERBURY), Max Von Sydow (THE SOLDIER’S TALE), Robert De Niro (como “Louis Cyphre” en
ANGEL’S HEART), Leo Marks (THE LAST TEMPTATION OF CHRIST), Robert Vaughn (WITCH
ACADEMY), Viggo Mortensen (THE PROPHECY), Higinio Barbero (EL DIA DE
10) Clasificación de los demonios según Alfonso de Espina (1467): 1- Demonios del destino. 2- Trasgos. 3- Íncubos y Súcubos. 4- Hordas que se desplazan. 5- Demonios domésticos. 6- Drudes. 7- Demonios que nacen del ayuntamiento con seres humanos. 8- Demonios engañosos. 9- Demonios que atacan a los santos. 10- Demonios seductores que fuerzan a las viejas a ir a los aquelarres.
11) Clasificación de los demonios según Francesco Maria Guazzo (1608): 1- Demonios de las capas superiores del aire. 2- Demonios de las capas inferiores del aire, que se dedican a provocar tormentas y borrascas. 3- Demonios terrestres, que invaden bosques, cavernas y campos. 4- Demonios del agua, que invaden ríos y lagos. 5- Demonios subterráneos, que provocan terremotos y resquebrajan los cimientos de las casas. 6- Demonios nocturnos. Son lucífugos y de carácter extremadamente malvado.
12) Los demonios y el santo ideal para enfrentarlos, según Sebastien Michaelis (1613). Demonios de primera jerarquía: para Belcebú, San Francisco. Para Leviatán, San Pedro. Para Asmodeo, San Juan. Para Baalberith, San Bernabé. Para Astaroth, San Bartolomé. Para Verrin, Santo Domingo. Para Gresil, San Bernardo. Para Sonnilon, San Esteban. De segunda jerarquía: para Karo, San Vicente. Para Camal, San Juan Evangelista. Para Clavel, San Martín. Para Rosal, San Basilio. Para Soplador, San Bernardo. De tercera jerarquía: para Belfal, San Francisco de Paula. Para Olivier, San Lorenzo.
13) Los demonios y los pecados capitales, según Peter Binsfeld (1589): Lucifer (Soberbia). Mammón (Avaricia). Asmodeo (Lujuria). Satanás (Ira). Belcebú (Gula). Leviatán (Celos). Belfegor (Pereza).
14) El Demonio Creador: Soñé que el Demonio había creado el mundo, por puro y arrogante regocijo, para mayor gloria de Su Nombre. Había creado los cielos y la tierra, el mar y las estrellas, los tilos y los tigres; hasta había creado a los desventurados dinosaurios. Y creó al hombre y a la mujer, macho y hembra los creó, y les dio por residencia el Jardín de las Delicias, y esto fue así para mayor gloria de Su Nombre. Y para mayor gloria de Su Nombre fue que los condenó a perderse y a añorar para siempre ese Paraíso, que les había sido concedido sólo para que padecieran la conciencia de su pérdida.
Pero
uno de los ministros del Demonio, el Príncipe de Sus Ángeles, se rebeló ante Él
y Su Siniestra Obra, hija de la vanidad más implacable. Ese Ángel se llamaba Emanuel, que
significa Dios con nosotros. Hubo una
batalla en los Cielos, y Emanuel y sus partidarios,
los Hijos de
A su vez, el Demonio Creador sabe que la humanidad se ve atrapada por la desesperación cuando ésta es incompleta, cuando aún conserva una mínima ilusión de esperanza. Entonces el Demonio Creador atrapa esa desesperación supérstite, organizándola en grandes redes conceptuales a las que los humanos llaman religiones.
Hay quienes dicen que
(Fragmentos de un Evangelio Gnóstico Desconocido, a veces llamado El
Evangelio Apócrifo de
15) Algunos novelistas, cuentistas y poetas que tomaron al Diablo como personaje:
Dante Alighieri (La
divina comedia), John Milton (El
paraíso perdido), William Blake (El matrimonio del Cielo y
16) Domicilio. La residencia del Diablo en
el Infierno (del latín infernum,
“inferior”) ha quedado fijada para toda la eternidad por el Canto XXXIV de
Dada la condición penitenciaria del Infierno, se suelen usar como sinónimos del mismo a nombres que corresponden a concepciones similares, pero que no guardan relación con morada alguna del Príncipe de las Tinieblas. Sheol es el nombre que el Antiguo Testamento asigna a la morada de todos los muertos, sin distinción, y la descripción de la misma varía según el texto. Gehena es un nombre hebreo del Valle de Hinón, cercano a Jerusalén, donde se arrojaban los cadáveres de criminales tan execrables que no se les consideraba dignos de recibir sepultura, así como cuerpos de animales muertos y hasta basura: pronto adoptó el sentido de lugar de aniquilación definitiva, sin remisión. Hades, Tártaro y Averno son nombres clásicos para el mundo de los muertos, repetimos, sin relación directa con el domicilio del Diablo.
17) ¿El Fuego Eterno? La imagen del Infierno como un lugar de castigo
para los pecadores, sede del perfecto e inmortal dolor sin destrucción, es una
creencia cristiana muy temprana. De los primeros pensadores de
Durante
Durante el muy racionalista siglo XVIII,
las visiones antedichas comenzaron a resultar inverosímiles, pero esta
desconfianza en el instituto infernal no se proclamaba en público por razones
similares a las de Orígenes. (Antes del cristianismo, Cicerón había defendido
el sostén de una religión en la que ya no creía - el antiguo culto romano -
sólo por su carácter de auxiliar del decoro público). En 1741, William Dodwell observó: "es muy evidente que desde que los
hombres han aprendido a desechar la aprensión del Castigo Eterno el Progreso de
Richard Whately (1787-1863) retomó en parte las ideas del Erígena: el Infierno no es un lugar físico, sino una metáfora de la aniquilación personal, del olvido de Dios. La inmortalidad es un don: quien la merece, merece experimentarla en el Cielo; quien se prueba indigno de ella, no padece otro castigo que extinguirse con la muerte.
18) Una orden religiosa para los Infiernos.
En 1732, San Alfonso Liguori fundó
Otro
redentorista, Joseph Furniss, se especializó en... libros para niños. En La visión del Infierno afirma que éste es un lugar cerrado en
medio de
Otra obra similar que difundieron los redentoristas fue El Infierno abierto a los cristianos de Pinamonti, tratado del siglo XVII que se siguió imprimiendo hasta 1889, y que sirvió de modelo a James Joyce para el sermón sobre el Infierno que incluye en Retrato del artista joven.
19) El Infierno, desde el Cielo. Santo Tomás de Aquino formuló la desagradable idea de que el goce ocasionado por la contemplación de los sufrimientos de los condenados era uno de los placeres del Cielo. El calvinista Thomas Boston afirmó: "Dios no los compadecerá sino que reirá de su calamidad. La gente virtuosa del Cielo se regocijará ante la ejecución del juicio de Dios, y cantará mientras el humo se eleva eternamente". William King escribió en 1702 que "la bondad así como la felicidad, de los benditos se verá confirmada y promovida por reflejos que provienen naturalmente de esta visión del sufrimiento que algunos soportarán, que parece ser una razón apropiada para la creación de esos seres que en definitiva tendrán un destino miserable, y para su continuación en esa existencia miserable".
20) Turismo aventura. Dante es tal vez el más célebre de los viajeros literarios o mitológicos que descendieron a los Infiernos, pero no el único (Teseo y Pirítoo, Heracles, Orfeo, Sócrates, Ulises, Eneas, Pantagruel, Fausto, Scrooge, Adán Buenosayres, etc.). Jorge Luis Borges destaca, en Otras Inquisiciones, a Vathek, el protagonista de la novela homónima de William Beckford (1782).
Vathek (Harún Benalmotásim Vatiq Bilá, noveno califa basida) erige una torre para descifrar los planetas. Éstos le auguran una sucesión de prodigios, cuyo instrumento será un viajero fuera de lo común. Un día, un mercader llega a la capital imperial: su rostro es tan atroz que los guardias que lo conducen ante el soberano lo hacen con los ojos cerrados. Antes de desaparecer, el mercader le vende al califa una cimitarra en la que hay grabados unos caracteres misteriosos y cambiantes. Otro viajero misterioso los descifra: un día significan soy la menor maravilla de una región donde todo es maravilloso y digno del mayor príncipe de la tierra, otro, ay de quien temerariamente aspira a saber lo que debería ignorar. El califa se entrega a la magia; la voz del mercader, salida de la nada, le propone abjurar del Islam y adorar a las tinieblas, a cambio de que le sea franqueado el Alcázar del Fuego Subterráneo, donde se atesoran los talismanes que sojuzgan al mundo y las diademas de los sultanes anteriores a Adán y de Suleimán Bendaúd (Salomón hijo de David). Vathek se rinde; el mercader le exige cuarenta sacrificios humanos. Transcurren años sangrientos en los que el califa apenas deja atrocidad sin cometer; un día llega a una montaña desierta. La tierra se abre en su presencia, y Vathek desciende, con una mezcla de terror y de esperanza. Una muchedumbre pálida y silenciosa vaga sin mirarse por las galerías de un palacio infinito; perdido en sus laberintos, el califa comprende que el Alcázar del Fuego Subterráneo abunda en esplendores, pero es también el Infierno.
21) Cacodelphia: el Infierno Porteño. En el libro
séptimo del Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal, el protagonista es guiado en su
descenso a los infiernos por el astrólogo Schultze,
una versión apenas disimulada del inclasificable y casi insondable Xul Solar. Descienden al Averno (la oscura ciudad de Cacodelphia, o “ciudad de los hermanos malos” en griego) en el bajo Saavedra, en Buenos Aires,
donde, a principios del siglo pasado, “la urbe y el desierto se juntan en un
abrazo combativo” (hoy la zona está completamente urbanizada). Se accede a la
ciudad a través de un ombú, que se abre a partir de un conjuro que involucra
tanto saberes cabalísticos (el Tetragrámaton) como
gauchescos (los nombres de Martín Fierro, Juan Sin Ropa y Santos Vega). La
estructura de la misma es similar a la del Infierno del Dante, y le sirve al
autor para satirizar a sus contemporáneos: los habitantes de cada barrio de la
ciudad comparten un vicio o pecado capital. Así, por ejemplo, tenemos el Plutobarrio, el barrio de
22) Otros infiernos. El infierno sabiano consiste en cuatro vestíbulos superpuestos con hilos de agua sucia en el piso, y de un vasto recinto principal polvoriento y deshabitado. El lóbrego infierno del místico sueco Immanuel Swedenborg es una comarca pantanosa, regida por demonios que acaban sucumbiendo a su propia monstruosidad: los condenados habitan en él porque no pueden soportar los esplendores del Cielo. G. B. Shaw (Hombre y Superhombre) le da un carácter más bien metafísico: los condenados a padecer su eternidad se distraen con los artificios del lujo, el arte, la erótica y el renombre.
23) Posesión: La palabra proviene del latín possedere,
"ser dueño" o "apoderarse de algo". Es revelador el origen
etimológico de possedere: post (prefijo que indica
"después" o "más allá") y sedere (“estar sentado” o
“situado”), o sea, "estar sentado detrás". Probablemente, esto venga
de una antigua creencia popular que presentaba a la posesión como a un
pequeño espectro sentado encima del damnificado, dedicado a ocasionarle
pesadillas y problemas de personalidad. En todo el Antiguo Testamento, la
posesión demoníaca apenas se menciona en dos pasajes, pero en el Nuevo abundan
las menciones de Jesús o los Apóstoles expulsando demonios de los cuerpos de
poseídos. Esto podría significar tanto que el Diablo se puso a
trabajar duro a partir de
Se dice que San Hilario (291-371) expulsó un demonio de un camello (reafirmando así que estos entes también poseen a seres inferiores) y que San Gregorio Magno (540-604) afirmó que una monja fue poseída por un demonio que ingresó en su cuerpo a través de una lechuga, al olvidarse de hacerse la señal de la cruz antes de comer.
24) La invocación de los demonios. "El sentido común demostrará que el hábito de invocar a los malos espíritus, a menudo porque eran malos, ha existido en una vastísima variedad de culturas, clases y condiciones sociales, para ser una tontería propia de la credulidad infantil. La experiencia mostrará que no es cierto que desaparece en todas partes frente al avance de la educación; por el contrario, algunos de sus más perversos ministros han sido los más altamente educados. La crónica mostrará que no es verdad que caracteriza a la barbarie más que a la civilización; hubo más adoración de los malos espíritus en las ciudades de Aníbal y Moctezuma que entre los esquimales o los salvajes de Australia. Y el conocimiento de las ciudades modernas mostrará que se continúa practicando en Londres y en París, en la actualidad" (Gilbert K. Chesterton, Los peligros de la nigromancia).
25) Aquelarres. Se creía que las brujas celebraban reuniones nocturnas en las que adoraban al Demonio. Estas reuniones recibieron diversos nombres, aunque predominan dos: sabbat y aquelarre. La primera de estas denominaciones, es casi con seguridad, una referencia antisemita, cuya razón de ser es la analogía entre los ritos y crímenes atribuidos a las brujas y los que, según calumnias desgraciadamente muy populares, cometían los judíos. La palabra aquelarre, en cambio, procede del vasco aker (“macho cabrío”) y larre (“campo”), en referencia a la finca en que supuestamente se practicaban dichas reuniones en Navarra.
Se creía que los aquelarres se celebraban en lugares apartados, generalmente en zonas boscosas. Algunos de los más célebres escenarios de aquelarres fueron las cuevas de los Pirineos en España y Francia, el Monte Brocken en Alemania, y el nogal de Benevento y el Paso de Tonale en Italia.
26) La caza de brujas. Apenas hay registros de persecuciones de brujas anteriores al siglo XIII: hasta esa época, se consideraba a su existencia como una superstición pagana, indigna de un cristiano. La cacería de las brujas comenzó, con tintes de fenómeno de histeria colectiva, en regiones montañosas atrasadas como los Alpes o los Pirineos. Fue, como las acusaciones de crímenes rituales que los romanos imputaban a los cristianos o éstos a los judíos, una forma de canalizar el descontento social en un medio sumido en la ignorancia y el fanatismo. Como príncipes y dignatarios eclesiásticos sabían bien, la única manera de evitar que una turba de campesinos desposeídos se rebelara contra el orden social vigente era dirigirla contra los judíos o los acusados de herejía o brujería. (Derecha: el Aquelarre de Goya).
A esto debe sumarse la perversa vida
propia que adquirió el instrumento de persecución,
"Los perseguidores alarmaban constantemente a las autoridades con relatos de conspiraciones amplias y cada vez más graves de brujas; y tan pronto como se les permitía torturar presentaban, no sólo veintenas de víctimas, sino centenares de acusaciones, con lo cual justificaban sus pronósticos. A algunos perseguidores se les pagaba de acuerdo con los resultados: Baltasar Ros, ministro del Príncipe - Abate de Fulda, ganó 5.393 florines por 250 víctimas en 1602-1605". (Paul Johnson, Historia del Cristianismo).
Parece difícil negar, entonces, que la brujería medieval es un fenómeno que nunca existió; si, de algún modo, Satanás estaba presente en dichas persecuciones, era en las mentes de los inquisidores.
27) La
caza de brujas II. El punto anterior podría dar la idea errónea de que la
caza de brujas fue una aberración puramente católica. Martín Lutero creía que era necesario ejecutar a las brujas porque
pactaban con el Diablo (aún cuando no hicieran daño a nadie) e hizo quemar
vivas a cuatro mujeres en Wittenberg: se basaba en un
versículo del Antiguo Testamento que advierte que "no tolerarás que una
bruja viva" (Éxodo, XXII, 18). Sin embargo, no fueron los luteranos los
protestantes que persiguieron más fanáticamente la brujería, sino los
calvinistas: en Escocia, ejecutaron a 4400 personas entre 1590 y 1680
(compárese con las menos de mil que sufrieron idéntica suerte en
28) La caza de brujas III. Señala el citado Johnson que los más salvajes perseguidores de brujas fueron el arzobispo de Tréveris, Johannn Von Schönburg, y su segundo el obispo Binsfield. Entre 1587 y 1593 quemaron vivas a 368 mujeres en unas veintidós aldeas; "en dos de ellas, dejaron viva a una sola mujer en cada una". (Hasta procesaron y asesinaron a uno de sus propios jueces, Dietrich Flade, acusado de "excesiva benignidad"). Otro perseguidor destacado fue Philip Adolf Von Ehrenberg, obispo de Wurtzburg, quien ejecutó a más de 900 personas entre 1623 y 1631, incluyendo a su propio sobrino, a 19 sacerdotes y a una niño de siete años. Horrorizado, un jesuita, Friedrich Spee, que había sido confesor de las acusadas de brujería, escribió un tratado llamado Cautio Criminalis, que afirmaba: "la tortura puebla nuestra Alemania de brujas y perversidades inauditas, y no sólo Alemania sino cualquier nación que lo intente (...) Si todos no nos hemos confesado brujas, es sólo porque no todos hemos sido torturados".
Con el fin de las guerras de religión
europeas en 1648, la persecución de las brujas disminuyó abruptamente. Hubo
esporádicos estallidos de fanatismo en Suecia hacia 1660 y en Inglaterra y
Nueva Inglaterra ("las brujas de Salem")
hacia 1690. La última ejecución legal de una bruja fue en
29) Íncubos y súcubos. El íncubo (“que reposa arriba”) es, según leyendas europeas medievales, un demonio que adopta la forma de un hombre y que asalta sexualmente a las mujeres durante el sueño. El súcubo (del latín succŭbus, de succubare, “reposar debajo”) es, simétricamente, un demonio que, bajo la forma de una mujer atractiva, se aparece en sueños a los hombres (en especial a monjes) y mantiene relaciones sexuales con ellos, alimentándose con su energía vital y agotando o incluso matando al desventurado. Algunos autores medievales sostenían que íncubos y súcubos no pertenecían a géneros demoníacos diferentes, sino que se trataba de los mismos demonios, que utilizaban el semen recibido como súcubo para embarazar a mujeres como íncubos. Se reputaba a las criaturas discapacitadas física o mentalmente como resultado de estos coitos demoníacos.
30) De orgía en orgía con Asmodeo. Urbain Grandier (1590-1634) fue un sacerdote católico francés que fue quemado en la hoguera, tras ser condenado por brujería. Grandier era un sacerdote de la Iglesia de la Santa Cruz de Loudon, que adquirió fama de donjuán merced a sus aventuras con diversas mujeres, incluyendo a monjas del convento local de las Ursulinas. En 1632, y aparentemente por mero despecho, fue acusado de haber embrujado a las internas y de conjurar a Asmodeo para realizar actos malvados e impúdicos con ellas. Grandier fue declarado culpable a pesar de no haber confesado bajo tortura: en nada le ayudó haber proclamado públicamente su repudio al hombre fuerte de la Francia de entonces, el cardenal Richelieu.
31) Sabiduría popular diabólica. El Diablo sabe por Diablo, pero más sabe por viejo. A quien Dios no le dio hijos, el Diablo le da sobrinos. Cuando se reúnen los aduladores, el demonio sale a comer. El que de santo resbala, hasta demonio no para. El que demonios da, diablos recibe. Un diablo bien vestido, por un ángel es tenido. Dos hijas y una madre, tres demonios para un padre. Bien sabe el diablo a quién se le aparece.
32) Citas sobre el Diablo. “¿No sabes que el Diablo no existe, y que es sólo Dios cuando esta borracho?” (Tom Waits, Heartattack and vine). ”El mejor truco del Diablo fue convencer al mundo de que no existe” (Baudelaire, El jugador generoso). “Si el Diablo no existe, y por ende es el hombre quien lo ha creado, lo hizo a su imagen y semejanza” (Dostoyevski).
33) El Infierno y el Mundo. "Para los mortales, esta vida es la ira de Dios. El mundo es un Infierno en pequeña escala". San Agustín.
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