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Los grupos que nos
hacen evocar más vívidamente una época dada son los que no la sobrevivieron:
los Rolling Stones, Bob Dylan o The Who trascienden los '60; los Beatles, Hendrix
o The Doors son los ’60. En Argentina,
Los Redonditos o Soda Stereo simbolizan
menos los ’80 que Los Abuelos de
Hacia 1991-92, apareció de la nada una banda que lo tenía
todo. Si bien no era difícil encontrarle precedentes o influencias, Los Brujos
no se parecían a nada (alguna vez se definieron diciendo “venimos de otro planeta”).
Sus presentaciones
en vivo eran mucho más que una banda “tocando” “canciones” de “rock”; Los
Brujos hacían sentir que el rock era bastante más que un cierto estilo musical,
sino algo que tenia que ver con una forma de vivir más creativa, abierta y positiva;
con una fiesta, en suma. Cada show buscaba ser diferente, impactando no sólo
desde lo musical sino también desde lo escénico. Tras una cierta resistencia
inicial, la prensa capitalina de rock se rindió a sus pies.
Pero no sólo eran los mimados de la prensa, categoría que
hace rato que no garantiza nada. Tenían grandes hits como el inolvidable “Kanishka”. Su álbum debut vendió de movida 40 mil copias sin
haber sido editado por un sello multinacional y antes de que existiese, no ya YouTube o MySpace, sino
siquiera MTV Latino. Eran, junto con Babasónicos y Juana
La banda dejó de existir una noche del verano de 1998, en
un balneario de la costa bonaerense. Muchos ni se enteraron; hacía rato que
el público se había olvidado de haber olvidado a Los Brujos. ¿Cómo una banda
tan adrenalínica y fresca pudo hundirse en el olvido en medio
del silencio?
No será la primera vez que se intenta ni la última que fracasa:
trataremos de buscar un porqué.
Los Brujos se formó a comienzos de
1988 en Turdera, un suburbio de Buenos Aires. Comenzó
como un juego: como contara uno de sus cantantes, "Los Brujos tocaban hardcore
y se juntaron
para hacer un grupo de música beat, y le salió una
mezcla entre los dos estilos, que le pusieron beatcore". (Ricky, voz). Sus
integrantes escuchaban a bandas beat de los ‘60 (básicamente
a The Ventures y a la revisión de esa música que hicieran Devo
y los B-52’s) y a grupos
hardcore de los ’80; podríamos decir que en su música se distinguen también
influencias de hip-hop, trash, funk, rap y heavy metal, pero que el concepto básico es psicodélico. Llegaron a vivir un tiempo
en comunidad en una casa de Banfield, no tenían líder, las decisiones eran tomadas
por todos.
Esa característica de vida comunitaria y otra que aparecería
más tarde, la de tomar divertidos nombres artísticos (que además cambiaban disco
a disco) los podría emparentar con una banda muy loca de
La formación de la banda, ordenada de tal manera que se pueda
identificar a cada músico en cada etapa, era la siguiente:
MIEMBRO | PAPEL | "FIN DE SEMANA SALVAJE" | "SAN CIPRIANO" | "GUERRA DE NERVIOS" |
Alejandro Alaci | vocalista | Wilson R-Q | Majula | Robo-Yi
|
Ricky Rúa | vocalista | Martirio del Corazón | Yuca | Mala-Yi |
Gabriel Guerrisi | guitarrista | Siderdalegao | Mosko | X-Mental
|
Fabio Rey Pastrello | guitarrista | El Hermoso | La Grulla |
|
Sergio Moreno |
bajista |
Petanga ago-go | Metal Macumba | Metal Lee-Chi
|
Enrique Quique Ilid | baterista | Jimmy Nelson | Zibo | Lee |
Gabriel Guerrisi era el cerebro
musical, y Rafael Cippolini, actual editor de la revista
de artes plásticas Ramona, fue a principio
el manager y el verdadero ideólogo de la banda.
En sus comienzos, el llamativo vestuario de Los Brujos era resultado menos de un diseño planeado que de la espontaneidad de lo que se encontrase revolviendo placares. Era también una rebelión lúdica a la oscuridad nihilista de fines de los '80, ese look gótico que en estos primero años del nuevo siglo ha vuelto con fuerza. Hacia 1991, por la época de grabación del primer disco, se empiezan a notar los primeros esfuerzos de conceptualización.
Hoy,
tras quince años de menemismo, posmenemismo y rock
chabón, tendemos a asociar a los grupos suburbanos del Gran Buenos Aires con
unas pocas referencias musicales (Rolling Stones, Ramones, Iggy
Pop, Calamaro, Ratones Paranoicos, Pappo) y temáticas
(sexo, drogas, fútbol, rock, autos). No siempre fue así: al fin y al cabo, los Babasónicos son
de Lanús. Para percibir que las lecturas e intereses
de los miembros de una banda de Turdera iban bastante más allá, puede ser útil
rever estas páginas de Quique,
de Sergio y de Ricky.
Se nota el interés por el tan atractivo como poco riguroso seudoesoterismo de los
'60 y '70. Sus huellas se harían sentir, por cierto.
FIN DE SEMANA SALVAJE
Dice Daniel
Melero: “La primera vez que escuché a Los Brujos fue a fines del ‘89 en
Cemento, tocando para veinte personas. Fue como ver el futuro, sentí que una
pequeña pista de los ‘90 ya estaba ahí”.
"Fin
de semana salvaje" fue grabado en "un fin de semana salvaje"
de mayo de 1991 (¡pasaron dieciséis años!) en los Estudios Aguilar de Buenos
Aires, con producción de Melero. El concepto del CD involucraba historias y personajes mitológicos o ficticios, y los once
temas fueron grabados de primera toma, imperfectos, espontáneos: vitales. Se
nota la transición de los '
La alineación de la banda es la siguiente, según la cubierta de la placa, y no tiene desperdicio: “Jimmy Nelson” (el baterista Quique) en “sistema de pies y manos”, “Martirio del Corazón” (el vocalista Ricky) en “duba-duba”, “Petanga ago-go” (el bajista, Sergio) en “cítara de los altos cielos”, “El Hermoso” (el guitarrista Gabriel) en “cosmic guitar”, “Wilson R-Q” (el vocalista Alejandro) en “gritos míticos” y “Siderdalegao” (el otro guitarrista Fabio) en “guitarra waweada”.
El disco lo editó Epic Records y contenía un hit: Kanishka. La letra se refiere a un nebuloso soberano del no menos nebuloso Imperio de Kush (1). El riff es parecido al de “Very ape”, de Nirvana, y generó la leyenda de que el trío de Seattle se "inspiró" en él (Los Brujos fueron teloneros de Nirvana cuando éstos tocaron en el estadio de Vélez en noviembre de 1992). En realidad, ambos temas comparten un riff muy simple en tres cuerdas, y no se percibe un mayor parecido. Catupecu Machu suele tocar en vivo un cover de este tema.
Además, entre otras, había canciones de temática entre impúber y adolescente (La tía Marcia, Mi papi no te quiere). Había temas tan irónicos y dinámicos como Embolarium y Mi vestido floreado (donde aparece la voz invitada de un ícono de los '80 como Vivi Tellas - ex Bay Biscuits, ex Teatro Malo, ex invitada de Virus y Los Redonditos de Ricota -. La letra incluye toda una declaración de principios: "yo bailo y me divierto y vos tenés cara de muerto"). También estaban la descontrolada oda al reviente etílico de Fin de semana salvaje (con Gustavo Cerati, invitado, tocando el solo de guitarra), Monseñor Le Flip (otra con Vivi, con letra referida a un diabólico monseñor que “su ropa de monje escondía la maldad / sus colmillos afilados me querían alcanzar”) y el cierre con No te dejes caer, casi un manifiesto: “Vive mas de lo que puedas vivir / así tu vida no será tan aburrida / no te importa el verano / mucho menos el invierno / no te quieren en el cielo / ni tampoco en el infierno / así, así vendrás / y desnuda bailarás / no te dejes caer / entrégate al ritmo ya”.
GUERRA DE NERVIOS
Tras el disco, la banda despegó con mucha rapidez. Ese año tocaron como teloneros de Iggy Pop en el Estadio de Obras, ante 30 mil personas; en 1992, en el ya citado recital compartido con Nirvana.
"San
Cipriano" (1993) es el segundo trabajo, también producido por Melero.
El sonido del disco es muy particular, producto de una idea interesantísima:
en la grabación, con la banda tocando en vivo, se utilizaron micrófonos pegados
en brazos, pechos y cabezas de los músicos; era el "sonido subjetivo".
El hit fue "La bomba musical" y llegó a vender más de 20 mil copias.
Vinieron las giras por todo el país (la " Gira Caníbal"),
el festival del "Nuevo Rock Argentino" de 1995 (un Lollapalooza criollo) organizado por
Pero… Algo pasó. Recuerda Cippolini,
el manager: “Cuando terminaron de grabar San Cipriano, la imagen del beato que
inspiró el disco (la habían comprado en una santería - pornoshop de Lomas de Zamora) se cayó de un estante muy alto y golpeó contra una caja
de ritmos, destrozándola. Recuerdo que Metal Macumba (hoy Lee Chi) dijo: ‘El santo estaba
incómodo; ahora comienza su venganza’. Sincrónicamente
(créase o no), las relaciones intermúsicos explotaron”.
Puede aplicarse una vez más el clisé de las “diferencias musicales”:
había distintos criterios estéticos y choques personales irresolubles. Si al
comienzo la anarquía con la que la banda se manejaba
le había jugado a favor, a esta altura eso implicaba la falta de una dirección
clara, o de una manera de desenmarañar los conflictos. Alaci afirma que “el problema principal fue que no era fácil decidir nada; Los Brujos
veníamos tocando desde el ‘88, éramos más que amigos, como una fraternidad;
supongo que en los últimos tiempos todos callaban lo que sentían para no herir
al otro y eso provocó un retraimiento y distanciamiento entre nosotros”. Riki: “Al principio esa diferencia era nuestra mejor virtud:
nos hacía eclécticos y sorprendentes. Sin embargo, con el tiempo cada uno tomó
su lugar y al no querer ceder nadie nada, se hacía imposible hacer música y
hablar de cualquier cosa”.
(A la derecha: imagen de una moneda acuñada por el Kanishka de carne y hueso, hacia el año 140 de nuestra era).
La grabación de “Guerra de nervios”, a pesar (tal vez en razón
de) todas las posibilidades que se le abrían a la banda, fue dificilísima y desgastante. Y para una agrupación en esa situación
no hay nada peor que una gira.
Vino un show más en San Bernardo, en una discoteca chica,
con poca gente, pocas ganas, y una frialdad absoluta entre los integrantes de
la banda. Dante D’Antonio, antiguo seguidor, responsable
del sitio de Internet de la banda y hoy
al mando de Buenos Aliens, recuerda que era la noche del martes 27 de enero
de 1998. En el hotelito, tras la actuación, la banda y sus asistentes miró por
la tele el Festival de Cosquín, donde era ovacionado un nuevo fenómeno popular,
Soledad Pastorutti. Ese show fue el último.
El final tuvo mucho de esa anarquía que caracterizó a Los
Brujos: Riki y Sergio se encargaron de anunciar la
separación sin el consentimiento del resto. Recuerda Gabriel: “A la distancia
veo como infantil la separación, pero... Bueno, debía ser así”.
Una formación mutilada alcanzó a dar un par de shows sorpresa,
con un repertorio instrumental que recuperaba el espíritu a-gogó y sónico de los comienzos. Existe también un álbum inédito,
grabado en diferentes sesiones entre fines del ‘98 y mediados del ‘99, con escasas
probabilidades de que algún día vea la luz. Gabriel afirma: “En cuanto a ese
disco perdido, nunca lo terminé de mezclar. Cuando podríamos haber salido a
tocar, me fui de viaje y al volver escuchaba todo torcido. En esos pocos shows
que dimos, éramos como KISS sin máscaras: se trataba de apariciones fantasmas.
Estábamos bien tocando entre nosotros, pero no queríamos sufrir el desgaste
de todo lo otro: las giras, los shows en Cemento, etcétera”.
Tras la separación, todos los ex Brujos encararon diversos
proyectos musicales que invariablemente contaron con una repercusión menor,
salvo el caso de Sergio, que dejó los escenarios para convertirse en empresario:
vende discos y merchandising en la célebre galería porteña Bond Street, fue
un tiempo manager de El Otro Yo y ha organizado eventos y creado un sello dedicado
al punk rock.
Pero ésa es otra historia.
NOTAS
Dado que es casi imposible conseguir los tres discos hoy en
día, no creo que se tome mal que brinde este vínculo.
(1) Kanishka: Emperador
de Kush del siglo II de nuestra era, que gobernara un estado
que se extendía del norte de India a Asia Central. La capital de su imperio, Balj, se hallaba en el actual Afganistán. Probablemente, Kanishka era étnicamente indoeuropeo, como son hoy la mayoría
de los europeos o los persas, y su religión era el budismo. Reinó hacia 127-147,
siendo contemporáneo de los emperadores romanos Adriano y Antonino Pío. Kush,
también llamado Imperio Kushan (o Cushita) controlaba un
tramo vital de
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